73 casos en 6 traducciones

'Quién' en la Biblia

¿{Por qué dar luz} al hombre cuyo camino está escondido, y a quien Dios ha cercado?

Si probáremos a hablarte, te será molesto; pero ¿quién podrá detener las palabras?

De la mañana a la tarde son quebrantados, y se pierden para siempre, sin haber quien lo considere.

Ahora pues da voces, si habrá quien te responda; y ¿si habrá alguno de los santos a quien mires?

Sus hijos estarán lejos de la salud, y en la puerta serán quebrantados, y no habrá quien los libre.

¡Quién me diera que viniera mi petición, y que Dios me diera lo que espero;

Si habláramos de su potencia, fuerte por cierto es; si de su juicio, ¿quién me emplazará?

La tierra es entregada en manos de los impíos, y él cubre el rostro de sus jueces. Si no es él el que lo hace, ¿quién es? ¿Dónde está?

sobre saber tú que no soy impío, y que no hay quien de tu mano me libre?

¿Tus mentiras harán callar a los hombres? ¿Y harás escarnio, y no habrá quien te avergüence?

Mas ¡oh, quién diera que Dios hablara, y abriera sus labios contigo,

Si cortare, o encerrare, o juntare, ¿quién le responderá?

y te acostarás, y no habrá quien te espante; y muchos te rogarán.

También tengo corazón como vosotros; no soy yo menos que vosotros; ¿y quién habrá que no pueda decir otro tanto?

Yo soy uno de quien su amigo se mofa, Que invoca á Dios, y él le responde: Con todo, el justo y perfecto es escarnecido.

¿Quién entre todos ellos no sabe que la mano del SEÑOR ha hecho esto,

He aquí, él derribará, y no será edificado; encerrará al hombre, y no habrá quien le abra.

¿Quién diera que guardarais completo silencio y se convirtiera esto en vuestra sabiduría!

¿Sería bueno que él os escudriñare? ¿Os burlaréis de él como quien se burla de algún hombre?

¿Quién es el que pleiteará conmigo? Porque si ahora yo callara, moriría.

¡Oh quién me diera que me escondieras en el Seol, que me encubrieras hasta apaciguarse tu ira, que me pusieras plazo, y de mí te acordaras!

Estruendos espantosos hay en sus oídos; en la paz le vendrá quién lo asuele.

Pon ahora, dame fianzas contigo; ¿quién tocará ahora mi mano?

Porque El me ha hecho proverbio del pueblo, y soy uno a quien los hombres escupen.

¿Dónde pues estará ahora mi esperanza? Y mi esperanza ¿quién la verá?

No tendrá hijo ni nieto en su pueblo, ni quien le suceda en sus moradas.

¡Quién diera ahora que mis palabras fueran escritas! ¡Quién diera que se escribieran en un libro!

al cual yo mismo contemplaré, y a quien mis ojos verán y no {los de} otro. ¿Desfallece mi corazón dentro de mí!

¿Quién le denunciará en su cara su camino? Y de lo que él hizo, ¿quién le dará el pago?

¡Quién me diera el saber dónde hallar a Dios! Yo iría hasta su silla.

Y si no es así, ¿quién me desmentirá ahora, o reducirá a nada mis palabras?

¿A quién has anunciado palabras, y de quién es el espíritu que de ti sale?

¡Quién me volviera como en los meses pasados, como en los días cuando Dios me guardaba,

cuando mis domésticos decían: ¡Quién nos diera de su carne! Nunca nos hartaríamos.

¡quién me diera quien me oyere! He aquí mi señal es que el Omnipotente testificará por mí, aunque mi adversario me hubiera escrito los cargos.

Y aun os he considerado, y he aquí que no hay de vosotros quien redarguya a Job, y responda a sus razones.

¿Quién visitó por él la tierra? ¿Y quién puso en orden todo el mundo?

Y si él diere reposo, ¿quién inquietará? Si escondiere el rostro, ¿quién lo mirará? Esto sobre una nación, y lo mismo sobre un hombre;

He aquí, Dios es exaltado en su poder, ¿quién es maestro como El?

¿Quién le ha prescrito su camino? ¿Y quién le dirá: Iniquidad has hecho?

¿Quién podrá tampoco comprender la extensión de las nubes, Y el sonido estrepitoso de su pabellón?

¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes? ¿O quién extendió sobre ella cordel?

¿Sobre qué están fundadas sus bases? ¿O quién puso su piedra angular,

¿Quién encerró con puertas el mar, cuando se derramaba por fuera como saliendo de madre;

¿Quién repartió conducto al turbión, y camino a los relámpagos del trueno,

¿Por ventura la lluvia tiene padre? ¿O quién engendró las gotas del rocío?

¿Del vientre de quién salió el hielo? Y la helada del cielo, ¿quién la engendró?

Nadie hay tan osado que lo despierte; ¿quién pues podrá estar delante de mí?

¿Quién descubrirá la delantera de su vestidura? ¿Quién se llegará a él con freno doble?

¿Quién abrirá las puertas de su rostro? Los órdenes de sus dientes espantan.

No hay sobre la tierra su semejante, quien se comporta sin temor.

¿Quién es el que esconde el consejo sin conocimiento? Por tanto yo denunciaba lo que no entendía; cosas maravillosas, que no las sabía.

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